Existen múltiples y muy variadas profesiones, pero la Psicología, por ser una ciencia desconocida, amplia e interactiva ha derivado en múltiples mitos que trataremos de refutar en el presente artículo.
Existen muchas preconcepciones erróneas en cuanto a la aplicación, la metodología utilizada y el público al que puede ir dirigido. Veamos algunos de ellos:
“Sólo los locos van al psicólogo/a”
Esta creencia, afortunadamente cada vez más erradicada ha sido un pensamiento popular erróneo. La mayor parte de las personas que acuden a un psicólogo/a no padecen de ningún trastorno mental grave o incapacitante. Son simplemente personas que tienen conflictos que no saben resolver, viven una crisis existencial o presentan síntomas que les generan sufrimiento ( miedo, tristeza, ansiedad, nerviosismo, agobio, rabia, culpa, frustración, desgana…)
“Los psicólogos/as pueden leer la mente”
La telepatía ha sido una cualidad que históricamente se ha asociado a los/as psicólogos/as. Los psicólogos/as somos personas humanas, normales y por tanto no tenemos ningún poder sobrenatural que nos diferencie del resto de nuestra especie. A través de nuestras preguntas y desarrollando empatía por los sentimientos y situaciones que viven nuestros clientes, podemos INTERPRETAR y DEDUCIR lo que sucede en la mente y en las emociones de nuestros consultantes.
“Cuando vas al psicólogo/a te tumbas en un diván”
El diván es un mueble que también se ha asociado prototípicamente a la figura del psicólogo/a y a la Terapia. Existe una corriente de psicología ( el psicoanálisis ortodoxo) en el que algunos terapeutas pueden emplear el diván con sus clientes pero NO existe en todas las consultas de psicología.
“Con solo asistir a consulta de terapia psicológica basta para que pueda cambiar”
La psicología no es magia. Asistir a terapia con el ánimo de simplemente desahogarse o evitando ver los problemas desde otra perspectiva es casi inútil. Es FUNDAMENTAL que la persona que asista a consulta sienta la necesidad de modificar o mejorar algo de sí mismo/a. Esta predisposición es la que genera y fomenta el cambio.
“El psicólogo/a me conoce mejor que yo mismo/a”
Sería bastante peligroso que un desconocido/a por mucha formación y experiencia que tuviera, conociera a las personas mejor que ellas mismas. A través de preguntas guiadas se pretende que la persona indague sobre el origen, el mantenimiento y las conductas que han permitido que el problema aparezca y se mantenga en el tiempo e incluso se intensifique.
“Un psicólogo/a debe hacer efecto desde la primera sesión”
Estamos acostumbrados a una sociedad de cambios, de incesante movimiento y de resultados rápidos. En las primeras sesiones es importante que te sientas cómodo/a con el profesional que tienes delante, que te haga sentir que es una persona en la que puedes confiar y que seas sincero/a con el motivo de consulta y las respuestas que le das. En estas primeras sesiones los psicólogos necesitamos saber de ti, de tu contexto y del malestar que te trae a consulta. Es importante conocer bien tu sufrimiento y tu personalidad para enfocar la terapia y sus objetivos de la manera más fiel y efectiva a largo plazo posible.
“Cualquier psicólogo/a puede trabajar con cualquier cliente”
Aunque empleamos el compromiso, la empatía y la aceptación íntegra de cada persona que entra en consulta, no siempre se crea una buena alianza terapéutica con cualquier cliente.
La edad, sexo, expectativas, experiencias previas, tipo de problemática sufrida, habilidades comunicativas, historia de vida y el carácter de cada persona/pareja/familia y los del psicólogo/a son factores que influyen en esta relación.
Por ello: un buen psicólogo/a para una persona puede no serlo para otra y al revés por estas cuestiones que afectan a la afinidad y a la confianza depositada en la figura del terapeuta.
“Cualquiera que te escuche con atención puede actuar como mi psicólogo/a”
Es cierto que la escucha activa es uno de los elementos centrales de la terapia. Sin embargo, una persona que carezca de una formación específica y reglada en Psicología va a tener dificultades a la hora de formular preguntas que hagan reflexionar, no sabrá cómo hacer esas preguntas ni conocer qué se esconde detrás de una sintomatología concreta. También es posible que pueda generarte un malestar mayor si se abren heridas profundas como consecuencia de esta pseudo-intervención psicológica.
Un psicólogo/a permite abordar el sufrimiento de manera sana y terapéutica y darte pautas para que adquieras unas herramientas sólidas de cara a gestionar las emociones y resolver tu problemática.